¡Qué sorpresa! ¡Éramos muy amigos!
Andrés: Jorge, ¿tienes tiempo esta noche? Te voy a presentar a mi novia. Acaba de volver de España.
Jorge: ¡Ah! ¿sí? ¡Qué bien! Tengo muchas ganas de conocerla, como siempre hablabas de ella... Por cierto, ¿cuándo llegó a Taiwán?
Andrés: Llegó hace dos días. Estuvo 3 años en España. Fue allí a estudiar un curso de máster. Terminó sus estudios y volvió.
Jorge: ¡Qué bien! Así ya podéis estar juntos. Entonces, ¿cuándo quedamos y dónde?
Andrés: Quedamos en el restaurante del otro día. ¿Te acuerdas? Es donde fuimos a cenar con Julia y Camila.
Jorge: Sí, sí, ¡Cómo no voy a acordarme! La comida estaba riquísima y los camareros eran muy majos. Entonces, ¿a qué hora nos vemos?
Andrés: Nos vemos a las 7 en la puerta.
Jorge: De acuerdo.
Andrés: Chaval, mira esta es mi novia Ana.
Jorge y Ana: ¡Ah! …
Jorge: Madre mía, ¡mira quién es! Pero bueno, Ana. ¡Si eres Ana!
Ana: ¡Qué sorpresa! Jorge, ¡Cuánto tiempo! No puedo creer…
Andrés: ¿Os conocéis?
Ana: Claro que sí. Éramos muy amigos de pequeños.
Jorge: Sí, es verdad. Éramos vecinos y jugábamos todos los días juntos. Pero un día, Ana desapareció.
Ana: Es que nos mudamos a otro barrio y como era tan pequeña, no sabía cómo encontrarte.
Jorge: Estaba muy triste y no sabía adónde habías ido. Lloré mucho porque quería ir a buscarte, pero mis padres no me dejaron. Dijeron que fuiste a vivir a un sitio muy lejos.
Andrés: ¡Qué pena! ¡Pobre Jorge! Seguro que sufriste mucho.
Jorge: La verdad es que sí. Es que era mi mejor amiga. No podía creer que ya no estaba. Como se fue, me quedé muy solo.
Ana: Pues yo también lo pasé fatal. Me enfadé con mis padres porque no quería cambiarme de casa. Me gustaba mucho el barrio donde vivíamos. Todos los días, después del colegio, Jorge y yo quedábamos para escribir los deberes juntos, y después íbamos siempre al parque del barrio, corríamos, subíamos a los árboles, grabábamos palabras en los árboles, montábamos en el tobogán y Jorge siempre me empujaba para poder volar muy alto.
Jorge: Sí, qué recuerdos más bonitos. Y mira, ahora ya somos tan grandes.
Ana: Sí, ¡cómo pasa el tiempo! Éramos tan pequeños.
Jorge: Por cierto, ¿cómo llegaste a conocer a Andrés?
Ana: Pues lo conocí en una fiesta de cumpleaños. Era amigo de una amiga mía. Jeje. Al principio, pensaba que era un chico muy soso, no hablaba nada.
Andrés: Oye, ¡Qué dices!
Ana: Que sí… Pensaba que era un chico raro. Sólo escuchaba y no hablaba nada. Pero después de un rato, se puso a hablar más y me di cuenta de que era un chico majo y bastante divertido.
Andrés: Oye, es que soy muy tímido. Necesito tiempo para estar cómodo en un sitio desconocido. Ese día, cuando te vi, me gustaste mucho. Me puse muy nervioso y no me atrevía a hablar demasiado.
Jorge: Y después de la fiesta, ¿empezasteis a salir juntos?
Andrés: Sí, nos llamábamos mucho y nos hicimos novios. Nos conocimos más y más y ahora nos queremos mucho.
Jorge: Pues tienes mucha suerte. Es una chica muy buena.
Andrés: Jorge, ¿tienes tiempo esta noche? Te voy a presentar a mi novia. Acaba de volver de España.
Jorge: ¡Ah! ¿sí? ¡Qué bien! Tengo muchas ganas de conocerla, como siempre hablabas de ella... Por cierto, ¿cuándo llegó a Taiwán?
Andrés: Llegó hace dos días. Estuvo 3 años en España. Fue allí a estudiar un curso de máster. Terminó sus estudios y volvió.
Jorge: ¡Qué bien! Así ya podéis estar juntos. Entonces, ¿cuándo quedamos y dónde?
Andrés: Quedamos en el restaurante del otro día. ¿Te acuerdas? Es donde fuimos a cenar con Julia y Camila.
Jorge: Sí, sí, ¡Cómo no voy a acordarme! La comida estaba riquísima y los camareros eran muy majos. Entonces, ¿a qué hora nos vemos?
Andrés: Nos vemos a las 7 en la puerta.
Jorge: De acuerdo.
Andrés: Chaval, mira esta es mi novia Ana.
Jorge y Ana: ¡Ah! …
Jorge: Madre mía, ¡mira quién es! Pero bueno, Ana. ¡Si eres Ana!
Ana: ¡Qué sorpresa! Jorge, ¡Cuánto tiempo! No puedo creer…
Andrés: ¿Os conocéis?
Ana: Claro que sí. Éramos muy amigos de pequeños.
Jorge: Sí, es verdad. Éramos vecinos y jugábamos todos los días juntos. Pero un día, Ana desapareció.
Ana: Es que nos mudamos a otro barrio y como era tan pequeña, no sabía cómo encontrarte.
Jorge: Estaba muy triste y no sabía adónde habías ido. Lloré mucho porque quería ir a buscarte, pero mis padres no me dejaron. Dijeron que fuiste a vivir a un sitio muy lejos.
Andrés: ¡Qué pena! ¡Pobre Jorge! Seguro que sufriste mucho.
Jorge: La verdad es que sí. Es que era mi mejor amiga. No podía creer que ya no estaba. Como se fue, me quedé muy solo.
Ana: Pues yo también lo pasé fatal. Me enfadé con mis padres porque no quería cambiarme de casa. Me gustaba mucho el barrio donde vivíamos. Todos los días, después del colegio, Jorge y yo quedábamos para escribir los deberes juntos, y después íbamos siempre al parque del barrio, corríamos, subíamos a los árboles, grabábamos palabras en los árboles, montábamos en el tobogán y Jorge siempre me empujaba para poder volar muy alto.
Jorge: Sí, qué recuerdos más bonitos. Y mira, ahora ya somos tan grandes.
Ana: Sí, ¡cómo pasa el tiempo! Éramos tan pequeños.
Jorge: Por cierto, ¿cómo llegaste a conocer a Andrés?
Ana: Pues lo conocí en una fiesta de cumpleaños. Era amigo de una amiga mía. Jeje. Al principio, pensaba que era un chico muy soso, no hablaba nada.
Andrés: Oye, ¡Qué dices!
Ana: Que sí… Pensaba que era un chico raro. Sólo escuchaba y no hablaba nada. Pero después de un rato, se puso a hablar más y me di cuenta de que era un chico majo y bastante divertido.
Andrés: Oye, es que soy muy tímido. Necesito tiempo para estar cómodo en un sitio desconocido. Ese día, cuando te vi, me gustaste mucho. Me puse muy nervioso y no me atrevía a hablar demasiado.
Jorge: Y después de la fiesta, ¿empezasteis a salir juntos?
Andrés: Sí, nos llamábamos mucho y nos hicimos novios. Nos conocimos más y más y ahora nos queremos mucho.
Jorge: Pues tienes mucha suerte. Es una chica muy buena.